viernes, 4 de julio de 2008

Las cientoun formas

Estaba pensando en ti.
Si, volaba por los lugares más recónditos de mi mente imaginando todas las cosas que podría hacer con tigo, todas las cosas que podríamos hacer juntos, todas las cosas que podríamos hacernos. Y mientras pensaba sentía que mis ideas fluían por lugares que nunca antes habían tenido la oportunidad de apreciar, de experimentar.

Eres tan misterioso que dejas mucho espacio para mi inocente imaginación.
Si acaso supieras todas las cosas que me haces sentir….pues si yo creo que te sorprenderías, porque tú conoces a la niña simpática de piernas largas que te deslumbro al mirarte con esos ojos tan grandes y redondos. Esa niña que al hablarte se convirtió en toda una mujer con sus charlas serias e interesantes, con su carácter fuerte y calculador.

Aceleras mi corazón, casi puedo verlo saltar de mi pecho…bum, bum, bum. En las noches puedo oír claramente el sonido hueco que produce, lo oigo entre sueños y me persigue por los callejones de mi inconsciente haciéndome llorar entre sabanas.
Cuantas pasiones despiertas en mi, tantas que ni el infinito es suficiente para ubicarlas en el universo.
Logras hacerme acalorar cada vez que tu presencia me rosa, logras hacerme sonrojar cada vez que me miras, logras hacerme sudar cada vez que tus labios están por tocar los míos. Mi piel se eriza cuando al abrasarme acaricias mi espalda, o apoyas tu mano en uno de mis hombros.
Es excitante oírte hablar y observar como cada palabra golpea lentamente en tus dientes, y luego llegan a mí formando frases estupidas que no me interesan oír atontada por el ritmo pulsante de tu respiración.

Por eso estaba pensando en ti.
Pensaba en que sucedería si acaso te arrancara esos dos hermosos ojos que tienes, que por alguna razón ya no utilizas para mirarme.
Pensaba en el ruidito de tu corazón deteniéndose al extirparlo de tu pecho, que por cierto nunca latió como el mío por ti.
Pensaba en como se verían tus dos pulmones encuadrados en la repisa de mi habitación. ¡Hombre mira que ocurrencia la mía! Seria algo así como hacer mío tus suspiros, muy romántico.
Pensaba, también, en remover la piel de cada parte de tu cuerpo para conservar ese aroma que solo tú tienes y que has decidido alejar de mis sentidos.
Pensaba luego, quemar lo que quede de ti para que así sientas en carne propia el fuego que encendiste y tan pronto hiciste cercenar.
Es un dolor horrible cariño, te consume de apoco y aun siendo cenizas puedes sentir como se pellizca tu piel del sufrimiento. Terminas quedando hecho añicos sintiendo el olor cosido de tu propio corazón. Emanas una especie de tibio vapor por cada poro de tu piel, que te empaña la vista y te enloquece aun mas…es un dolor horrible y te lo deseo solo a ti.
Pero ¿Sabes que? Seguí pensando y se me ocurrió que seria mejor aun guardarte entero en el ropero de mi habitación, para que así observes cada día de tu maldita vida como me levanto y arreglo para ti, para que me veas hermosa y totalmente esplendida, para que, hasta en tu frigidez inhumana, te arrepientas de haberme sosegado a una vida de pasiones desenfrenadas, para que sientas el encierro en el que yo viví atada a tu nombre y tu maldita existencia en este mundo, para que tu seas el que te lleves a la tumba el recuerdo de mi aroma.

Y seguí pensando cariño, toda la noche, nada ni nadie me detuvo, y es muy probable que mañana persista con mis pensamientos, acompañados por el insomnio, e invente otras ciento un formas distintas de acabar con tigo y tu repulsiva e insignificante vida. Pero… ¿Quieres que te diga algo? Del amor al odio hay un solo paso.
A la noche te detesto, pero al salir el sol eres la misma persona que alguna vez logro quitarme el aliento…

¡No me molesten, continúo pensando!