viernes, 1 de agosto de 2008

Desencuentros

— ¿Porque no me llamaste ayer?
— Yo te llame, me atendió el contestador.
— Es mentira ¡Estas mintiendo, como siempre!
— No, no es mentita juro que llame.
— ¿Lo juras?
— Si
— ¿Y porque lo juras?
— ¿Cómo porque lo juro?, lo juro por…
— ¡Cállate, sierra la boca!
— Tranquilízate por favor. Porque no vamos a hablar a un lugar mejor
— ¿Que acaso este lugar no te gusta?, yo creo que es hermoso. Oh mira allí abajo esta tu auto estacionado ¿Qué alto que estamos no?
— Si por eso, no me gustan las alturas. Si quieres entramos a tu apartamento y tomamos algo.
— No llamaste.
— Si, llame. Clara por favor no hagas eso.
— ¿Hacer que? ¿Esto?
— ¡Bajate de ahí! ¿Estas loca? Te puedes caer
— Si, caer si. Pero no cariño no me voy a tirar si acaso es eso lo que te preocupa. ¿Qué te crees? ¿Qué por ti yo voy a terminar desparramada en el maldito asfalto? ¿Qué por un par de veces que te has subido encima de mí y me hiciste delirar de placer yo voy a volverme loca? No, ya estaba loca antes de conocerte ¡Así que no te sientas orgulloso de tu hombría, porque no soy una estupida enferma por tu causa!
— Clara ¿Qué estas diciendo? Vamos nena bajemos, vallamos a tu apartamento. Te extrañe.
— ¿Enserio me extrañaste?
— Claro que si ¿Como no lo voy a hacer?
— Yo también te extrañe, pero… lo hice por que te amo ¿Tu me amas?
— Yo…
— ¿Por qué no respondes?... ¡Porque no me amas!
— Clara, tu sabes como son las cosas… nos conocemos solo hace tres meses.
— Oh ya entiendo. Te parece poco tiempo para amarme ¿¡Pero para acostarte con migo no te ha pareció poco tiempo!?
— Son dos cosas diferentes y no es lo que vos estas pensando.
— Son dos cosas diferentes, son dos cosas diferentes, ¡Es la misma mierda! Cada vez que quisiste… yo estuve ahí. Cada vez que me lo pediste, que me suplicaste que… ¿A dónde vas? ¡Vuelve! ¿A dónde vas?
— Me voy.
— ¡Vuelve aquí! ¡No te vas a ningún lado!
— ¿Clara que haces? Baja esa arma ¿¡Qué diablos estas haciendo!?
— Tu te quedas… a mi nadie me deja hablando sola.
— Dame el arma por favor, no sabes lo que estas haciendo.
— Si, si se lo que estoy haciendo…voy a matarte, y después me voy a matar yo, ¡Porque pretendo perseguirte hasta muerta!
— ¡Estas loca!
— Pobrecito ¿A caso estas llorando?... oh mira, si eso es una lagrima. ¿Te apenas porque vas a morir? ¿Por qué? ¿Qué pierdes?, que yo sepa no vales la pena y no tienes nada que alguien ha de llorar. Solo yo lloraría por ti, porque te amo… cariño, si me hubieras llamado.
— ¡Te llame, me atendió el maldito contestador y deje un mensaje en el!
— ¡No te creo nada! ¡Eres una basura!
— ¡Clara no!...
— Mi amor, mira lo que me hiciste hacer ¿A caso te piensas que yo ahora quiero morir? No claro que no, pero no me voy a quedar para llorar por ti. Mírate eres tan lindo hasta muerto…me impresionas. Bien, a la cuenta de tres: uno, dos…oye ¿Y si en verdad me llamaste?… Mi celular, ¡Diablos mi celular! ¡Aquí esta!… ¡Maldita maquina apresúrate!
— Usted tiene un mensaje de voz: Hola Clara. Bueno te estoy llamando, prometí que iba a hacerlo y nunca fallo a una promesa. Pero no, no lo ago solo por eso tenia ganas de escuchar tu voz…, te extraño y no me importa eso que dices tu cuando te pones mal de que yo ni me acuerdo de ti, porque en verdad te extraño y no se…siento miedo porque no quiero que sufras por mi culpa. Sabes hoy me levante con una sensación rara como de que algo no anda bien, pero bueno, no voy a aturdirte con mis tonterías. Tengo que cortar, mañana paso por tu apartamento y te cuento como me fue, ansió verte. Besos.
— Tres

viernes, 4 de julio de 2008

Las cientoun formas

Estaba pensando en ti.
Si, volaba por los lugares más recónditos de mi mente imaginando todas las cosas que podría hacer con tigo, todas las cosas que podríamos hacer juntos, todas las cosas que podríamos hacernos. Y mientras pensaba sentía que mis ideas fluían por lugares que nunca antes habían tenido la oportunidad de apreciar, de experimentar.

Eres tan misterioso que dejas mucho espacio para mi inocente imaginación.
Si acaso supieras todas las cosas que me haces sentir….pues si yo creo que te sorprenderías, porque tú conoces a la niña simpática de piernas largas que te deslumbro al mirarte con esos ojos tan grandes y redondos. Esa niña que al hablarte se convirtió en toda una mujer con sus charlas serias e interesantes, con su carácter fuerte y calculador.

Aceleras mi corazón, casi puedo verlo saltar de mi pecho…bum, bum, bum. En las noches puedo oír claramente el sonido hueco que produce, lo oigo entre sueños y me persigue por los callejones de mi inconsciente haciéndome llorar entre sabanas.
Cuantas pasiones despiertas en mi, tantas que ni el infinito es suficiente para ubicarlas en el universo.
Logras hacerme acalorar cada vez que tu presencia me rosa, logras hacerme sonrojar cada vez que me miras, logras hacerme sudar cada vez que tus labios están por tocar los míos. Mi piel se eriza cuando al abrasarme acaricias mi espalda, o apoyas tu mano en uno de mis hombros.
Es excitante oírte hablar y observar como cada palabra golpea lentamente en tus dientes, y luego llegan a mí formando frases estupidas que no me interesan oír atontada por el ritmo pulsante de tu respiración.

Por eso estaba pensando en ti.
Pensaba en que sucedería si acaso te arrancara esos dos hermosos ojos que tienes, que por alguna razón ya no utilizas para mirarme.
Pensaba en el ruidito de tu corazón deteniéndose al extirparlo de tu pecho, que por cierto nunca latió como el mío por ti.
Pensaba en como se verían tus dos pulmones encuadrados en la repisa de mi habitación. ¡Hombre mira que ocurrencia la mía! Seria algo así como hacer mío tus suspiros, muy romántico.
Pensaba, también, en remover la piel de cada parte de tu cuerpo para conservar ese aroma que solo tú tienes y que has decidido alejar de mis sentidos.
Pensaba luego, quemar lo que quede de ti para que así sientas en carne propia el fuego que encendiste y tan pronto hiciste cercenar.
Es un dolor horrible cariño, te consume de apoco y aun siendo cenizas puedes sentir como se pellizca tu piel del sufrimiento. Terminas quedando hecho añicos sintiendo el olor cosido de tu propio corazón. Emanas una especie de tibio vapor por cada poro de tu piel, que te empaña la vista y te enloquece aun mas…es un dolor horrible y te lo deseo solo a ti.
Pero ¿Sabes que? Seguí pensando y se me ocurrió que seria mejor aun guardarte entero en el ropero de mi habitación, para que así observes cada día de tu maldita vida como me levanto y arreglo para ti, para que me veas hermosa y totalmente esplendida, para que, hasta en tu frigidez inhumana, te arrepientas de haberme sosegado a una vida de pasiones desenfrenadas, para que sientas el encierro en el que yo viví atada a tu nombre y tu maldita existencia en este mundo, para que tu seas el que te lleves a la tumba el recuerdo de mi aroma.

Y seguí pensando cariño, toda la noche, nada ni nadie me detuvo, y es muy probable que mañana persista con mis pensamientos, acompañados por el insomnio, e invente otras ciento un formas distintas de acabar con tigo y tu repulsiva e insignificante vida. Pero… ¿Quieres que te diga algo? Del amor al odio hay un solo paso.
A la noche te detesto, pero al salir el sol eres la misma persona que alguna vez logro quitarme el aliento…

¡No me molesten, continúo pensando!

martes, 29 de abril de 2008

Elisa la soltera


Te arrastras, como todos los hombres, te arrastras. Si ya se suena fea esa frasecita, pero es cierto te arrastras como cada uno de tu especie…eso sonó aun mas feo.
La cuestión es que, juegas conmigo y yo debo admitir que me gusta jugar contigo, así que sigamos jodiendonos mutuamente, total ¿Qué perdemos?, ¿Llegaras a odiarme? No, se que no. En todo caso yo seré la que te odie porque por alguna razón las mujeres siempre terminamos odiándolos ¿no?, como queriéndolos, amándolos, idolatrándonos y toda esa cagada sentimental que parece ser solo obra de la mujer porque a ustedes “los machotes” no se les mueve un pelo:
— Te amo mi amor.
— Si yo también, déjate de joder.
Hay pero que desalmado ¡bolsa de testosterona con patas!
No tengo dudas en que muy dentro de ti, y de toda la rama varonil, hay un sentimentaloide avasallado por las estupideces de las que suelen formar parte tú y todos tus amiguitos neuronas atrofiadas, y me convenzo día a día de que es por este tipo de pensamientos esperanzadores porque las mujeres seguimos creyendo en ustedes y nos seguimos entregando en cuerpo y alma ¡de una forma muy estupida!
— No sabes cuando te quiero.
— Si, si. ¿Vamos a la cama un ratito?
Tranquila no lo pueden evitar, me digo, es algo biológico lo llevan en la sangre, incrustado en la piel, pegado con poxipol en alguna maldita parte del cerebro: apareamiento. Porque no se si sabían, pero el hombre (y me refiero al genero masculino) se aparea ni siquiera le queda la dignidad de “tener sexo”, el estado constante de deseo sexual que tiene sobrepasa a la especie humana dejándolos en la fina raya de la especie perruna.
¡Me rió de mis palabras! Que cómicas para mi, claro que no para ti…te debo estar dando donde mas te duele y te lo tienes merecido por querer joderme.

Cariño, no soy feminista ni menos aun deseo que los hombres desaparezcan de la faz de la tierra, es solo que ya he vivido lo suficiente como para saber sobre tu raza, y ya me he frustrado lo bastante, con hombres como tu, como para saber que al día siguiente no voy a despertar con tigo a mi lado.
¿Entonces que me queda?, reírme de ti y de tus estupidos rituales para conquistarme, que permíteme aclarar: no se diferencian en nada de todas las demás formas. Creo que los hombres del mundo se pusieron de acuerdo, o mejor aun creo que escribieron un manual a escondidas de las mujeres y es por eso que todos tienen la misma mediocre forma de… ¿Conquistarte? Y me lo pregunto porque afirmo efervescente mente que el pelotudo que escribió ese manual efectivamente era un… ¿idiota?, como sea, se creyeron eso de que todas las mujeres son iguales, entonces en sus pequeñas mentes de científicos se inventaron un par de frases y de métodos que solo sirven para niñas quinceañeras. Pero las mujeres crecen mi querido hombre, crecen de mente ¡no solo crecen sus malditos pechos!, a no pero claro es hasta donde llega tu perspectiva hasta los pechos de la mujer, y quizás te arrastres un poco mas para mirar traseros, pero jamás escucharas sus palabras, jamás admiraras sus ideas.

¿Qué dices entonces? ¿Tú me utilizas y yo te utilizo? Hablemos claro, porque ya no estoy para el romanticismo, lo perdí hace muchos años en una playa junto con mi virginidad, un verano desperdiciado si me lo preguntas. Volví al hotel hasta con arena en el calzón, lógicamente, (que por su denominación no quiere decir que haya sido de un tamaño extra grande). El resto de la historia es la normal…no llamo, no apareció, no contesto, después de esa noche se convirtió en el fantasmita gasparin, que no resulto ser tierno como el de la película, si no mas bien un reverendo hijo de la madre.

Mi psicólogo dice que este método juegas-juego-jugamos que utilizo, es un mero reflejo da auto defensa que tengo por el terror de que me rompan en pedacitos el corazón. A lo que yo le respondo que podría ser, pero que a estas alturas de la escalada ya no hay nada que mi corazón roto y reparado hasta con cinta adhesiva no sepa remendar.
Mientras tanto, tú y toda tu especie hormonal de inservible masculinidad se seguirá arrastrando buscando a las mujeres con faldas cortas que van caminando por las calles, para poder ver si acaso llevan ropa interior o no… como típicos niños de secundaria que son.
Aclaraciones para mi psicólogo:
1.No soy feminista.
2.Y te deje los cincuenta pesos de la consulta de ayer arriba de la mesita de luz. Esta vez la que abandona la cama soy yo, por suerte sin arena en los calzones.

viernes, 4 de abril de 2008

En detonación

Cruzar la línea, sobrepasar la raya, exceder el límite.
Caer en la desesperación y dejar que el llanto haga ríos de nuestros cuerpos.
Sentirnos devastados y capaces de hacer lo inaceptable para dejar de percibir ese dolor que corta nuestra carne desde lo profundo de nuestro ser, sacándonos el aire y generando un estallido de gritos en nuestras mentes.
Sentirnos desangrar y ver las gotas de nuestras vidas bañando el suelo de desdichas que se nos ha interpuesto.
Caminar lento y apreciar nuestras pisadas al ritmo de las lágrimas que recorren nuestro rostro encandilado por la temerosa luz que se asoma entre tanta confusión.
Apreciar lo inapreciable del mundo: observar y escuchar lo insignificante de la vida como si fuera lo primero a percibir en un letargo de desolación.
Sentir el agua que recorre nuestros cuerpos y concebir su frialdad por cada nervio y vena que adorna nuestra espesa carne.
Despreciar un reflejo y no ocultar lo irreversible.
Desmoronarnos entre las personas y perder la conciencia que nos pertenecía.
Dejarnos morir sin pensar en la muerte, permitirnos temer sin espantarnos del miedo. Traspasar con nuestros cuerpos el vidrio de la moral y dispara el fuego de nuestra injuria.
Desprender de nuestras almas la culpa.
Robar lo que nos pertenece por cada trozo de existencia que dejamos en este mundo. Ser justicieros de los indefensos pero solo para uno mismo.
Justificar el pecado y pedir perdón antes de ingresar a nuestra condena y una vez traspasada la puerta regresar a nuestros hogares con el orgullo partido en pequeños pedazos de nada, pero un billete de cien en el bolsillo.
Caer en nuestras camas y serrar nuestros ojos heridos por el humo de la necesidad, sentarnos a la mesa y comer el pan, producto de la suerte, vestirnos de culpa y calmar las puntadas de nuestra conciencia culpando a la sociedad quebrajada de la que somos parte.
Convertirnos en grietas y cabos sueltos de un sistema irrealista.
Serrar el puño y sorprender a la venganza de un puñetazo.
Tatuarnos en el pecho la bandera de la infelicidad entregando nuestro espíritu a una extremaunción necesaria.
Sentarnos en el purgatorio de la ansiada espera a un perdón inexistente.
Levantarnos al otro día con los ojos cansados de ser capaces de ver y comprender que vivimos en un país en el que el duelo de fuego es constante y quien dispare primero será el que tenga la dicha de dejar de derramar su sangre en el suelo del sucio y agrietado sistema, por lo menos hasta la próxima descarga.

domingo, 30 de marzo de 2008

La ventana

La luz del día se asoma por mi ventana entreabierta; me encuentro cruel mente aturdida, pues mi subconsciente se ha agitado entre sabanas para hacerme recordar la fiel pisada de su existencia, silenciosa, pero no menos perturbadora.
Me levante con una gran melancolía al recordar el sueño que mi mente había presenciado, melancolía que se acrecentó ante la patética pero hermosa luz que se escurría entre las cortinas mal serradas de mi habitación, luz que no tenía prejuicio alguno, luz que no pretendía acompañarme en mi nostalgia y que se hacia imposiblemente mas agraciada a medida que mis ojos se abrían a la realidad de las cuatro paredes que confortaron mis sueños esa noche.
Mi congoja se debió a una imagen, una imagen dulce pero dolorosa de la cual yo era su principal protagonista.
No me costo divisar que me encontraba en una habitación cuidadosamente amoblada y decorada, parecía que cada cosa en ella había sido creada e imaginada para ocupar solo ese sitio, ningún otro espacio era merecedor de tales adornos, mas que esa habitación, mas que ese lugar, ese ínstate, esa imagen. Sin embargo esta percepción no tardo en esfumarse al ser encandilada por la luz del sol que entraba por una ventana de mediano tamaño, de la cual colgaban dos frágiles cortinas de seda blanca atadas por un pequeño listón dorado, ahora no podía ver la entera perfección del cuarto en el que me encontraba pues la luz se había ante puesto a ella.
Pero enfrente de mi, entre la ventana y mi persona habitaba alguien mas, había alguien allí, podía sentir su respiración apacible pero inevitablemente molesta entre tanto silencio; se encontraba sentada, separada de la ventana por un rustico pero hermoso escritorio de madera. También aquella alma que me acompañaba estaba adornada por la luz. No podía ver su rostro, pero reconocí quien era, la reconocí. La luz no me impedía entender su contorno ni sentir la semejanza que me apoderaba al ver tal imagen, fue en ese momento que me di cuenta que esa respiración tranquila y a la vez odiosa me pertenecía.
De repente me encontraba sentada, y separada de la ventana que dejaba entrar al ilustre resplandor, por el escritorio; mire asía atrás y observe con los ojos enormes que era la única en la habitación y que la perfección del cuarto me era visible nuevamente, aunque la luz de la ventana no se hacia valer por su ausencia.
Tenia los brazos reposados sobre el vació escritorio, estaban estirados como en espera de algo o alguien, me tomo un tiempo mirar mis manos -pues el desliz de mis ojos fue calmo- cuado llegue a ellas, vi que sostenían algo, lo sostenían con fuerza apretando sus largos dedos en temor de que acaso el objeto se les perdiera o escapara. Por alguna razón, eso que sostenia era totalmente cegado por la luz que bañaba la habitación, no podía verlo, sabia que estaba allí pues podía sentir que mis manos sujetaban algo, sentía a mis dedos ejercer la presión, pero aun así no lograba divisar ni su imagen, ni su textura.
Al cabo de un rato vislumbre, para mi asombro, que ese objeto que sujetaba con fiel anhelo, era un simple libro. Pude leer su suave cara, intacta a pesar de la fuerza que antes había sido obligada a sentir: “Flopater”, en se momento una lagrima recorrió mi mejilla, socorrí ante esta y procure secarla con mi mano, y al tocar mi rostro sentí la textura de la vejes en el que el se sucumbía, mire mis manos y vi que seguían tan delgadas y pequeñas como siempre, pero que hora eran muestra misma de los años en mi. Busque un espejo por la habitación, pues desconocía el aspecto de la persona en la que me encontraba, por así decirlo, presa. Pero no había ninguno en el lugar, así que desistí y decidí tomar en mis manos aquel libro que sin duda me pertenecía, era mío, mi obra, mi vida, mi creación, mi error… lo sostuve en mi pecho por unos instantes y no me anime a leer sus paginas, ni siquiera fui capas de palpar sus hojas, solo admire su existencia.
Entonces un dolor en mi ser se hizo presente, jamás había sentido tal desolación en mi alma, el sufrimiento era insoportable. Tanta era la tristeza que me acudía, que ni las lágrimas derramadas de mis ojos eran suficientes para calmar tal grito de desconsuelo.

Estaba sola, el auge de mi vida había pasado a toda marcha y yo siempre permanecí sola, ante el y su inevitable paso. Sola, sin nadie, en la perfección de un cuarto que solo era pisado por mis huellas, que solo era tocado por mis manos, que solo era mirado por mis ojos; sola en esa habitación perfecta para mi, sin las idas y venidas de otro ser distinto que convirtiera tal lugar de resguardo en algo imperfecto.
De repente el dolor en mi alma se apaciguo al escabullirse en el tacto de las hojas del libro que yacía abierto sobre el suelo, al costado de mis rodillas temblorosas y adoloridas, por haberse acarreado todo el peso de mi cuerpo y sufrimiento. Estaba tocando mi vida, mi obra, mi éxito…mis palabras impresas en una fina hoja de nada, y eso calmo mi dolor, pero solo por un instante; luego volví a recordar que estaba sola y el sufrimiento, burlón ante tal reaparición, me susurro al oído que había vuelto para jamás marcharse…

Mis ojos se acostumbraron al resplandor de la mañana, melancólica alce las cortina para permitir entrar, aun mas, los rayos del sol al cuarto. Había empezado el día sintiendo que me arrebataban parte de mis esperanzas.
La luz que entraba por la ventana iluminaba, vigorosamente mas que antes, mi habitación imperfecta… y la odie, a pesar de todo la maldije y la odie.
Así que decidí, simplemente sentarme sola entre estas cuatro paredes imperfectas y continuar escribiendo.

martes, 12 de febrero de 2008

Espejismos de amor

¡¡¡Evocando al san patrono de la fiesta más…más…más estupida del mundo: San Valentí, le digo en su mismísima cara que, este día, es una reverenda porquería!!! Pero ya que estamos:

Una vez me preguntaron: ¿Qué era el amor para mí?
Hay muchas formas de amar, muchas formas de demostrar que se ama y muchas formas de darse cuenta de que este sentimiento ocupa nuestro cerebro -o corazón-…
La verdad que no soy muy partidaria de los conceptos tiernos y magdalénicos que se suelen dar sobre “el amor”, pero creo que voy a ser un poco prudente al tocar este tema, pues bien… tengo piedad, no quiero romper tu pequeño y frágil corazón.
Si quieres que me ponga sentimental y que te diga algo sensible así nos tornamos románticos, bien, te daré el gusto:
El amor, para mi, es la acción más desinteresada que puede existir y sobrevivir sobre la tierra, es aquella palabra u acto, cuyo único objetivo es hacer lo mejor por el otro sin importar que ocurra con uno mismo. El amor es una muestra de “no egoísmo”.
El ser humano se caracteriza por su único y molesto “yo primero”. El hombre es egoísta por naturaleza, es una herramienta de supervivencia, de confrontación con la vida, la llegada rápida a su progreso.
El humano deja de ser egoísta cuando está enamorado y para emocionarte te digo que el hombre se convierte en un gran hombre, cuando siente amor verdadero…

El amor es superior, no hay otro tipo de sentimiento parecido que sea real, si bien existe el “casi o supuesto amor”, aprecio, interés o como quieras llamarlo, en medio de una tormenta, el muy cobarde, no suele acudir; tampoco suele ser desinteresado, el “casi amor” siempre anda buscando monedas que robar del bolsillo del otro. Pero el amor, claro que acude y prevalece en el tiempo y ofrece sus monedas, por más que el se quede sin nada.
Creo que hoy en día el amor se encuentra subastado a un precio miserable y por está razón es que su concepto e importancia se ha desvanecido e igualado al de un simple “me interesas”. Si bien no es mediocre, no es amor.
Bien… pero a mí no me importa hablar del amor en general, del amor como filosofía -demasiado complicado-. No me interesa el amor hacía un padre, hermano, abuelo, tío, cuñado y todo el árbol genealógico. Yo quiero hablar del “amor adolescente”, el amor de la supuesta pareja, el amor de una niña a un niño o lo que sea, que -como ya todos sabemos y si no lo sabias te estas enterando- no es amor ¿¡A caso pensabas que si!?.
En mi opinión el verdadero amor a está edad no existe, pero sin embargo es vivido como tal esa especie de obsesión o acostumbramiento que existe hacía una persona del otro sexo, o del mismo.
Los jóvenes de hoy son tan estupidos, yo los veo caminando de la mano con su espejismo de amor, los veo regalándose rosas y tarjetitas el maldito día de San Valentín, los veo perderse en el olimpo de la inutilidad por una persona, los veo pelear por cosas estupida: ¡¡ ¿Por qué la mirabas?!! ¡¡Yo no la estaba mirando!! ¡¡Si te vi, la estabas mirando!!... y si la estaba mirando, porque en eso se basa la adolescencia de experimentar, desear, mirar y gozar, no se trata y no importa el aprender. Verdaderamente todo es: SEXO, SEXO, SEXO, SEXO, SEXO, SEXO y mas SEXO.

Si me preguntan, todo esto es una perdida de tiempo y de esfuerzo, esta bien, por algo se empieza ¿no?, nunca se va a amar a alguien en el primer intento, es algo que depende de la experiencia. Los años te dan sabiduría y las vivencias sirven para aprender y llegar a esa sabiduría, pero creo que los jóvenes no piensan suficiente en ello como para aprender de esas relaciones que experimentan, y llegan a los veinte y pico de años con cinco hijos y un doctorado en “¡no se hacer nada!” -Aunque esto tiene más que ver con la inconciencia y es un tema social que no suele relacionarse con el amor yo pretendo dirigirme al: ¡Si, yo te amo, tengamos sexo y sin protección!-
Es demasiado frustrante cuando la juventud se utiliza solo para gozar y no, también, para aprender. Pero imaginate… no aprenden de la escuela menos van a aprender de su juventud, de sus propias vidas.

Ahora, solo piensen un poco degenerados, piensen, razonen y pregúntense ¿que es el amor para ustedes?, preocúpense por aprender y no solo por sentir, preocúpense por ser menos mediocres y ser capaces de, aunque sea, hacer “feliz” al hombre o mujer que tienen al lado y si no pueden hacerlo no anden por la vida diciendo que están enamorados ¡Háganme el gran favor de ahorrarme la necesidad de tener que decir tantas estupideces!

¡¡¡No a la comercialización patética del día de San Valentín, quemen las flores, rompan las tarjetitas con frases boludas, desoyen a los ositos, ahora es el momento!!!

"Flopater"

Voy a comenzar diciendo que: “Flopater” no es nada buena y sus niveles de simpatía y sutileza al momento de dar su opinión son extremadamente bajos. Dice lo que quiere, como quiere y a quien quiere de la mejor forma que sabe hacerlo, claro, sarcásticamente…
En fin, solo quiere hacerse la mala porque no sabe en que ocupar su tiempo, de modo que se la pasa criticando a la juventud del siglo XXI alardeando constantemente que ella es mucho mejor que toda esa manga de inútiles que se la pasan de boliche en boliche, por el solo hecho de que tiene bien en claro que no encaja en ese mundo y prefiere refugiarse en cosas que le impliquen menos frustración… es toda una rencorosa al cubo.
También tiene momentos de depresión, esos que solo los adolescentes saben vivir: no hay causa alguna, pero hoy se me antojo estar triste; después le agarra la locura política y te termina hablando sobre como mejorar la Argentina; posteriormente se cree Platón y comienza a hablar sobre los problemas existenciales como toda una filosofa; luego se mete con toda la humanidad (no solo con el rubro juventud) y le expresa su odio y desprecio, al otro día le agrádese a la raza humana por ser tan imperfecta (ojo no como ella); después se le da por contar la historia de su vida ¿¡A quien carajo le importa donde, cuando y como nació!?; sin mas que hacer, un día se cree la mujer mas inteligente del mundo y al otro pretende considerarse simplemente una gran artista.
Y así pasan los días de su vida sin dejar, ni por un segundo, de escribir y expresar todo aquello que perturba sus pensamientos y la hacen enfurecer. Puede que no sea una escritora, es factible que sus textos después de todo sean imperfectos, solo quiere que los demás vean al mundo con otros ojos, con sus ojos, y que tengan la posibilidad de conocer a esa persona totalmente odiosa y repugnante que tiene adentro.
Su idea no es más que, al leer cada texto, acepten que dentro de ustedes hay una persona como “Flopater”, que no le importa ser juzgada por contar con todas aquellas características que hacen odiosas a las personas y que no acepten el hecho de que para vivir tranquilo, a veces, hay que cerrar la boca y así no decir todo lo que se piensa.
Sin más que agregar, yo me largo porque esto va a ser un verdadero quilombo, ha pero antes les presento a “Flopater”…
“Para los adolescentes, provocadores de muchos de estos ensayos, ingenuos creyentes de mi madures y mi nobleza, tengo el gusto de presentarles a alguien cuya realidad no fue atrofiante -lo acepto-, pero que contribuyo a que no sea agradable del todo y que provoco que terminara como termine… ¡odiándolos!